A los veintisiete años, recién llegado a París, realicé, en colaboración con Buñuel, dos películas que han pasado a la historia: Un perro andaluz y La Edad de Oro. Después Buñuel trabajó solo y dirigió otras dos películas, con lo que me hizo el inestimable servicio de revelar al público a quién se debía el aspecto genial y a quién el aspecto primario de Un perro andaluz y el de La Edad de Oro.
(1 Junio, 1953)